
Por su profesionalidad, relación con los colegas paquistaníes y trato a pacientes y familiares, los cooperantes cubanos de la Salud en uno de los hospitales que soportó el terremoto en Abbotabad, se han ganado la admiración, el respeto y el cariño de todos. "La tierra empezó a temblar fuerte. Estaba en mi aula de la escuela, el piso superior cayó sobre nosotros y perdí el conocimiento. Quedé atrapado. Mi padre es maestro en otra escuela y cuando se enteró fue a buscarme. Pudo sacarme de entre los escombros. Dos días después me trajeron a este hospital", dijo , Mohsin Jqbal, de ocho años y procedente de Balakot, una de las ciudades más golpeadas por el terremoto del pasado 8 de octubre."
Aquí me quieren mucho, los médicos me curan, me cambian la ropa de cama, me aman, no quisiera que se fueran". Al preguntar por su Balakot, Mohsin respondió: "Todo fue destruido, no quedó nada, ahora tendremos que irnos". Por las salas y quirófanos ya es costumbre ver a las 14 mujeres y 22 hombres de batas blancas que han venido desde muy lejos, desde Cuba, para
ayudar a salvar vidas. Cada minuto que transcurre, la identificación de los médicos cubanos con los pacientes y colegas paquistaníes, aumenta. Se manifiesta de diferentes maneras, como cuando llega una madre y solicita que sea uno de nuestros profesionales del Contingente Internacional Henry Reeve quien consulte a su hijo, o cuando una enfermera paquistaní dibuja en la mano de una cubana, con una tinta especial, un adorno típico que le durará dos semanas.
"No puedo expresar otra cosa - dijo el profesor doctor A. J. Khan S.I.— que admiración y agradecimiento a los equipos médicos cubanos por el gran trabajo que han hecho en este hospital, que les ha granjeado la admiración de doctores, pacientes y pueblo en general, por su profesionalidad, trato y cariño. Los cirujanos han jugado un gran papel y quiero agradecer al pueblo cubano y a su Presidente por la ayuda a mi pueblo en esta hora de dolor".
Ahora cuentan con el apoyo de tres equipos quirúrgicos cubanos y uno de enfermeros intensivistas, los cuales operan, en turnos de 12 horas de 10 a 15 casos diarios, la mayoría con fracturas abiertas, muy contaminadas.